El calentamiento Informatico

viernes, 21 de mayo de 2010

LA MASIFICACIÓN DE COMPUTADORES PROMUEVE UN CONTAMINANTE INÉDITO



La apuesta de la industria siempre fue hacer ordenadores más potentes a menor precio, pero el resultado de la ecuación está produciendo un inesperado inconveniente: el despilfarro energético. Las grandes compañías ya están en búsqueda de soluciones, mientras tímidos activistas apuntan a este sector como un nuevo protagonista del cambio climático.

Jérôme Fenoglio

Serán las zonas industriales del siglo XXI, sin obreros y conectadas por fibra óptica. Comienzan recién a extenderse cerca de las grandes represas hidroeléctricas de Estados Unidos. Pronto podrían rodear las centrales nucleares en los países emergentes. A lo largo de miles de hectáreas, esos complejos concentrarán la potencia de la nueva industria dominante: la informática en línea. En sus bloques de concreto, herméticos a las curiosidades del mundo exterior, los grandes conglomerados, Google, Microsoft, o Yahoo!, apilarán decenas de servidores capaces de memorizar miles de millones de correos electrónicos, textos, películas, músicas y encontrarlos en un abrir y cerrar de ojos.

¿Por qué querrán situar esas fábricas tan cerca de los lugares de producción de energía eléctrica? Porque entre 2000 y 2005, el consumo eléctrico de los centros informáticos se duplicó, alcanzando 45 mil millones de kilowatt/hora.

En Estados Unidos, ello representa aún sólo el 1,2% del consumo nacional, según un reciente estudio de la Universidad de Berkeley, en California. Pero si nada viene a corregir la tendencia, el consumo total de los servidores habrá progresado en un 76% en 2010. Y aún así, ese estudio, financiado por AMD, no da sin duda más que una estimación de la amplitud de esta explosión. No toma en cuenta los últimos centros de Google, cuya población exacta de servidores, cercana a las 450 mil unidades, se mantiene en secreto.

“Nuestro querido computador es parte de los aparatos más ineficientes jamás inventados, escribe el especialista Timothy Prickett. La mayor parte de la electricidad que lo alimenta es disipada en forma de calor, de ruido y luz”. Según Urs Hölzle, vicepresidente de Google, “un PC desperdicia más o menos la mitad de su energía y un servidor, un tercio”. Por mucho tiempo, este gasto perdido pasó desapercibido en los presupuestos de los centros de datos. La ineficacia energética de los sistemas no inquietaba a nadie.

Es de ahora en adelante una prioridad, y no sólo a causa del aumento del precio de la electricidad. En su incesante miniaturización, los procesadores se han acercado a sus límites físicos, lo que se traduce en un intenso recalentamiento. Desde hace algunos años, sus constructores han debido dividirlos en chips “multinúcleos” para evitar que alcancen la temperatura del Sol hacia 2015.

Aumento de gastos

En los centros de datos, donde el número de servidores no ha cesado de aumentar, no por ello se ha reducido el calor. Los gastos en climatización han incrementado nuevamente la cuenta de la luz. El fenómeno fue amplificado por el masivo uso que los mastodontes de la web hacen de los aparatos de menor precio, mucho menos económicos en energía que los calculadores de alto nivel. Pronto, la adquisición de una de esas máquinas a precios rebajados será menos onerosa que su uso durante un solo año.

Con varios golpes de ventaja, Google intenta esquivar la dificultad por la geografía. La empresa acaba de edificar al borde del río Columbia, el precursor de los grandes centros de datos que vendrán, con sus dispositivos de evacuación de aire cálido bien visibles. Río arriba del sitio, una represa hidroeléctrica provee a los computadores una fuente ininterrumpida y mucho menos cara que en los centros urbanos. Pronto Microsoft y Yahoo! implantarán sus propias instalaciones cerca de otras represas.

Pero estos mastodontes bien saben que esta carrera hacia la energía no traerá una solución a largo plazo. Sin otro esfuerzo, el problema sólo crecerá. A las fábricas de la información se sumarán los servidores externalizados de los bancos, ávidos de una potencia de cálculo cuya factura eléctrica comienza a parecerles excesiva en los centros de las ciudades. Esos desplazamientos masivos hacia represas y centrales originarán ahorros sustanciales pero también temibles efectos de imagen pública.

Estos pueden asociar brutalmente a las empresas provenientes de un mundo virtual con las dificultades más candentes del mundo real: el exceso de consumo de energía, las emisiones de gases de efecto invernadero y la contribución al calentaminento del planeta. A los activistas que podrían algún día juntarse frente a sus recintos, esas compañías no podrán responder que la red mundial terminará reduciendo los viajes enavión, de coloquios en reuniones, o que la venta en línea ha hecho retroceder los desplazamientos.

De hecho, es el conjunto de los actores de la informática que procura desde hoy no ser acusado de despilfarro generalizado. Los pesopesado del sector acaban de agruparse en una asociación ambiental común (The Climate Savers Computing Initiative) para hallar formas de volver los computadores más económicos, menos contaminantes. Google publicita también su acción en favor de la energía solar, al desarrollar una batería de paneles que proveerá el 30% de la alimentación de su sede californiana de Mountain View.

Más allá de esos anuncios mediáticos, cada uno se esfuerza en su ámbito para aportar su parte a la solución. Los fabricantes de procesadores quieren conciliar aumento de desempeño y lucha contra el calor y el consumo. De ese modo, IBM acaba de anunciar el diseño de chips provistos de miles de millones de microperforaciones que facilitarán la circulación de la corriente y limitarán pérdidas y recalentamientos. Los especialistas de la climatización afirman que pronto se deberá abandonar el aire soplado para pasar al enfriamiento por fluidos.

“Al momento de comprar un nuevo equipo, el costo de su consumo eléctrico se está imponiendo como un criterio más determinante que la potencia de cálculo”, dice François Bourdoncle, PDG (presidente del directorio o CEO) del motor de búsqueda Exalead. A pesar de ello, esta toma de conciencia no producirá más que efectos limitados si el sector no cambia de filosofía, insisten numerosos expertos.

Según el columnista de blog especializado Nicholas Carr, “los servidores empleados por una empresa única sólo funcionan al 10 ó 30% de sus capacidades”, escribe. Este subempleo, ligado al hecho que las máquinas sólo están dedicadas a un único programa, es la principal causa de los crecientes despilfarros.

Varios procedimientos complejos fueron imaginados para permitir que los servidores trabajen sobre varios programas a la vez, optimizando así el rendimiento de centros informáticos hasta en un 80%. Una manera de esperar más confortablemente que la ley de Moore alcance un día un límite infranqueable, y que la invención revolucionaria de otro medio de calcular transforme los centros de datos gigantes en nuevos sitios baldíos industriales.

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